Chatbots y Sócrates
Irene Vallejo (El infinito en un junco, Ediciones Siruela, 2022) nos recordaba que en la antigua Grecia, la oralidad era la principal vía de transmisión cultural. Cuando se empezó a escribir libros, mucha gente les tenía miedo, incluidos filósofos tales como Sócrates (él nunca escribió un libro). En esa época se pensaba que los libros dañarían a la humanidad, porque cualquiera podía leerlos y pretender ser sabio, sin serlo. Los libros permitían engañar. Además, se sugería que los libros frenaban el diálogo de ideas y fosilizaban el dinamismo de la oralidad.
Posteriormente, en el siglo XV, cuando Gutenberg introdujo la imprenta en Europa (desde China), la humanidad disponía de una herramienta para difundir rápidamente la información. Se hizo posible engañar masivamente. Sin embargo, pocas personas actualmente piensan que los libros y la imprenta han dañado a la humanidad.
Con el espectacular aumento actual en la generación de texto a través de chatbots basados en inteligencia artificial (IA) también han aparecido los temores al engaño masivo. Un ejemplo de tales chatbots es el ya famoso chatGPT. Incluso se ha sugerido, de manera alarmista, que pueden llegar a destruir la humanidad. Pero al igual que los libros y la imprenta, debemos suponer que las ventajas superarán las desventajas. De hecho, la historia ya nos ha demostrado, de manera recurrente, lo peligrosa que puede ser la estupidez natural; no hay evidencias de que la IA sea peor. En cualquier caso, no hay marcha atrás, los chatbots (o más genéricamente, los Large Language Models o LLM) han llegado aquí para quedarse, y debemos generar las condiciones para asegurarnos de que su crecimiento vaya en la mejor dirección para la humanidad. Los chatbots son herramientas muy útiles para un sinfín de cosas (especialmente resumir o compilar información), pero no para generar nueva información. Un mal uso podría llevar a reducir la creatividad, la innovación, y el pensamiento crítico. Es decir, debemos usar y gestionar la IA de manera inteligente! Es probable que se requiera una legislación internacional para asegurar ciertos límites y una transparencia de los algoritmos. De hecho, sería deseable que se elaboraran LLM de código abiertos, igual que hay entornos estadísticos y de programación de código abierto, para asegurar una evolución independiente de las grandes corporaciones.
Nos ha tocado vivir un salto cualitativo, para el que, como es esperable, no estamos preparados. Este salto es quizás comparable a la invención de los libros y la imprenta; las tres invenciones tienen el objetivo de propagar textos escritos. Y con todo ello, hemos entendido un poco mejor a Sócrates.
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